Gago, gags gagás
Víctor Gago es como Zapatero; los dos prescinden del Rodríguez que llevan como apellido. Más allá de esta comparación, no sé si tienen o no nada en común, pues a ambos conozco de lo mismo, de la tele.
Lo que sí parece cierto es que, mientras al segundo le han renovado en su trabajo actual, al primero lo han echado a la calle; imagino que, como buen liberal à la Frédérique, lo llevará bien. De hecho, si echaré de menos su programa “Contemporáneos” no sera por él, que es al mundo de las ideas lo que el Profesor Semanué a la informática, y ambos con parecidas dotes telegénicas, sino por los invitados, que normalmente trascendían el maniqueísmo que caracteriza a todo el complejo Libertad Digital y decían cosas interesantes malgré don Víctor.
De su vida pasada, he visto algunas alusiones en comentarios a noticias y blogs. Me la refanfinfla, pues no es de eso de lo que quiero hablar, sino de su último montaje, no sé si para recuperar su puesto de trabajo, si para hacer perder el suyo a Mariano Rajoy o para poner de manifiesto cómo el malvado Zapatero manipula la justicia para acabar con el liberalismo.
Pueden ver de qué se trata en su propio blog, creado para la ocasión.
Igual que unos confunden el tocino con la velocidad y otros los cojones con el comer trigo, este pánfilo (cándido, bobalicón, tardo en el obrar: véase el DRAE) sostiene que decir que una persona determinada (que me da igual quién sea, de verdad) ha filtrado que Aznar viajó al Congreso de Valencia en un avión privado de lujo o que es el padre del hijo de Rachida Dati debe considerarse una expresión del derecho a la crítica.
No, señor Rodríguez, no. Lo que usted hizo no fue criticar, en cualquiera de las dos acepciones del DRAE, sino atribuir a una persona actos para, después, criticarla sobre la base de esos actos que usted le ha atribuido. Y eso no es jugar limpio.
Ahora el tal Rodríguez se va por las trancas porque ha recibido una notificación de un juzgado para un acto de conciliación, y ya está presentándose como Joseph K. y generando solidaridad entre quienes sostienen que la ley sólo está para protegerles a ellos, y no a los demás de los liberales de pacotilla que son. Panda de patanes. Incluyendo algún miembro de una Ejecutiva regional del Partido Popular, que él mismo llama Partido P’Ayudar sin que conste que haya dimitido o le hayan abierto un expediente disciplinario.
Y, mientras tanto, Rodríguez se retracta corriendo de lo que dijo. Y consigue un aplazamiento de un día para su acto de conciliación y se compara a Lawrence de Arabia. Qué patético. Qué triste.
Y que conste que no deseo ningún mal ni a este Rodríguez ni al otro, y que me trae al pairo cuál sea el final de esta historia. Sólo constato que estamos rodeados de imbéciles con ínfulas que pontifican desde el analfabetismo funcional y anatematizan desde la estulticia.
Que con su pan se lo coman.
0 comentarios