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conocimiento inútil

la peligrosa novedad de discurrir

la peligrosa novedad de discurrir

Leo en la prensa que el Presidente Obama se ha preguntado en voz alta por qué hace 50 años el PIB de Kenya era mayor que el de Corea del Sur y ahora... bueno, y ahora no, y se le ha repuesto que la culpa es de la herencia del colonialismo. Si unimos a esto que el padre de la revolución cultural (heredera de la china) venezolana le regaló un ejemplar del panfleto tan falaz como bien escrito de Eduardo Galeano que Mendoza, Montaner y Vargas Llosa llamaron (si la memoria no me falla) "la Biblia del idiota".

Lejos de Cocoliso la funesta idea de pensar que el colonialismo es bueno, pero es un hecho que la independencia de Kenya (y de tantos otros países) trajo consigo el hundimiento económico, no por la salida de una benéfica potencia civilizadora, sino por la instalación de clases dirigentes más determinadas a engordar sus cuentas bancarias en el extranjero (nunca sabes lo que te puede deparar el futuro) que a crear, como ha replicado Obama, instituciones transparentes y eficaces.

La retórica tercermundista consiste en sentarse a culpar de la pobreza al malvado colonizador y, en lugar de ponerse a trabajar para salir de ella como hacen los más emprendedores exitosos incluso en los lugares más míseros, sentarse a esperar que éste nos otorgue una golosa pensión que nos permita vivir del cuento durante el resto de nuestra historia (como algunos divorcios, dicho sea de paso).

Cambiando de tema, al abordar este post ha recordado Cocoliso la carta que a Fernando VII, ese gran monarca, remitió la Universidad de Cervera y que parece inspirar buena parte de las sandeces que lee en la internet y en otros lugares. Sea por deformación profesional o por su irreprimible curiosidad, Cocoliso ha gugleado en busca de la carta entrecomillando la famosa expresión "la funesta manía de pensar" y, si no fuera porque a estas alturas servidor se sorprende de muy pocas cosas, lo haría.

En primer lugar, porque la frase parece tener muchos y muy diversos orígenes: por no ser exhaustivos, para el columnista de (cómo no) Libertad Digital José García Domínguez, se trata de un lema de la Universidad; para otro, la frase con que el rector de la Universidad Complutense (entonces en Alcalá de Henares) terminó el discurso de apertura del curso académico de 1813, acto al que habría acudido el Deseado; otro, en un blog con el humilde título de Cuaderno de Bitácora sobre Mundo actual y Sabiduría universal, se la atribuye a Franco (toma sabiduría). Rafael Reig da en el clavo, y Penedesfera da incluso la fecha de la Gaceta. Cocoliso está por tanto doblemente agradecido a su profesor que, hace ya demasiados años, le contó la historia tal y como fue.

En segundo lugar, porque gracias a la referencia de Penedesfera ha dado en encontrar el texto de la carta, tal y como fue publicado en la Gaceta de Madrid del 3 de mayo de 1827 (es fácil y pueden ustedes intentarlo). Y ni funesta, ni manía, ni pensar: como verán ustedes, se habla de la peligrosa novedad de discurrir. Alguien cambió la frase una vez y todos los demás le siguieron, como aquel investigador que en sus obras deslizaba citas inventadas sólo para ver quién de sus colegas se dedicaba a copiar y pegar (y, de paso, ponerles en evidencia).

Guárdense de tales males, no se fíen de todo lo que leen, y nos vemos otro rato.

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