...y un huevo duro
Una campaña electoral como la que sufrimos los españolitos, o sea a cara de perro, es insufrible si no se aborda con humor. Por eso, cuando un periódico comparaba esta mañana las promesas ("how could we know that promises end", que cantaban Eric Clapton e Yvonne Elliman en los 70) de los dos partidos que cuentan, pese lo que pese a ese sepulturero de la izquierda con nombre de rey mago, oía a Chico pedir el pertinente huevo duro adicional.
Me tragué, sí, el debate, por esa tensión entre la responsabilidad cívica y el hastío. Más de lo mismo, oiga. Cada uno de los dos candidatos fue fiel a sí mismo: la nebulosidad frente al insulto (porque, como es habitual, sólo uno de ellos traspasó la línea). Claro que la gaviota es un ave carroñera, y lo siento por los amigos y conocidos respetados y/o queridos que participan del proyecto popular.
Como me pasó con la constitución europea, no me enfadaré si no me llegan los papeles para votar. Por cierto: no olvides que el voto en blanco beneficia a los grandes partidos (y si no te lo crees lee la ley electoral).
1 comentario
chispis -