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conocimiento inútil

Eco-pato-logía aplicada

El ecosistema de procedencia profesional de Cocoliso es, cuando menos, complicado. Dos tribus se disputan cada centímetro, cada céntimo, cada mínimo honor. Ambas están dominadas por un complejo sistema sentimental compuesto por envidias, rencores, dolores, ambiciones. Cocoliso es muy feliz habiendo huido, sobre todo porque su estabilidad emocional y, à la limite, mental, se ha visto consolidada y el exilio le ha permitido tomar las riendas de su vida. El precio pagado por ello, concluye, es mínimo comparado con cómo podría encontrarse hoy de no haber tomado las de Villadiego.

En la actualidad, ambas tribus odian a Cocoliso; una guarda las formas y la otra no, pero ambas (porque todo se sabe) expresan en privado, y a veces en público, su odio coreano. Las razones no están exentas de cierto fundamento dentro de la pato-lógica interna del ecosistema; por eso, Cocoliso siente cierta tristeza, pero no odio ni rencor. Pena sería, quizá, el término adecuado.

Un intercambio de emilios con otro colega que se relaciona de manera tangencial con el ecosistema de procedencia profesional de Cocoliso trajo ayer de nuevo estas consideraciones al primer plano. Para que el lector se haga una idea, propongo el siguiente diálogo ficticio entre Juan Mari Arzak y Ferrán Adriá:

JMA - Ferrán, ¿cómo estás?

FA - Molt bé, ¿y tú?

JMA - Muy bien, también. Por cierto, estuve en Barcelona en unas jornadas sobre La Nueva Cocina Catalana. Estaban también Subijana, Arguiñano, Berasategui...

FA - Sí, ya lo vi en la prensa… pero es que la Generalitat no me quiere bien.

JMA - Pues vaya organización, hablan sobre la cocina catalana y traen sólo a cocineros vascos… ¡con lo que tú podrías haber aportado!

FA - Ya ves, así están las cosas…

Cocoliso, con una lagrimilla luchando por asomar de sus ojos, pasa página y manda besos y abrazos a todos quienes quedaron allí y luchan por la supervivencia.

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